LA ÓPERA UNA EXPERIENCIA FALLIDA

 

​Cuando Rolf Liebermann accedió la dirección de la Ópera de París en 1973, se planteó evitar el concepto elitista de la ópera, para que llegara a la mayoría del público. Su gestión convirtió a la ciudad, tras una etapa de cierta crisis, en un referente cultural en toda Europa. Liebermann empezó los preparativos para llevar al cine sus piezas más bellas, como Don Giovanni de Mozart. Tras plantearle la idea al nuevo responsable de la productora Gaumont, Daniel Toscan du Plantier, ambos coincidieron en lo atractivo del proyecto para llevarlo a cabo, como una película

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