Del 2 al 14 de julio de 2009
7ª edición
Entre el 2 y el 14 de julio, una quincena de salas parisinas abrieron sus puertas a los amantes del cine, para presentarles los nuevos talentos gracias a la Competencia Internacional de cortos y largometrajes, las últimas producciones de realizadores ya consagrados que el festival exhibe en forma de preestreno en presencia de los equipos de filmación, las obras maestras de la historia del cine, los invitados de honor, los homenajes, los ciclos especiales para los más jóvenes y el país elegido cada año para poner en valor su filmografía.
En esta 7ª edición, se presentaron en competencia 12 largometrajes provenientes de países tan diversos como Kazakstán, Chile, Italia, Países Bajos y Corea del Sur, además de 17 cortometrajes de Malaysia, Polonia, Taiwán, México y Argentina, entre otros.
Se rindió homenaje a la actriz italiana Claudia Cardinale, al actor francés Jean-Pierre Léaud y al realizador Tsaï Ming-Liang, mediante sendas retrospectivas (la integral en el caso del director taiwanés).
Después de Filipinas, este año Turquía ha sido honrada mediante un panorama de unos 30 films y múltiples encuentros con nuevos talentos originarios de ese país.
Entre las películas en competencia destacamos The Other Bank de George Ovashvili (Kazakstán, 2009), Calimucho de Eugenie Jansen (Países Bajos, 2008) y Puccini et la fanciulla (Italia, 2008).
Crónica de un conflicto
Luego de la caída de la Unión Soviética, se desató en 1988 un conflicto aún no resuelto entre Rusia y Georgia por la provincia de Abjasia. La mayor tragedia de este conflicto es que los georgianos y los abjasios poseen las mismas raíces, pero el odio los ha ido convirtiendo en enemigos acérrimos. La historia de The Other Bank ("La otra ribera") se sitúa una década después, hacia fines de los '90, bajo la mirada de Tedo, un niño que nació con el conflicto y que forma parte de lo que el director Ovashvili llama "los niños de la guerra", una generación que perdió todo, su familia, su tierra, su porvenir, viviendo a la deriva en un estado constante de indefensión. En este sentido constituyen una clave de lectura el sueño que cuenta el amigo de Tedo (y que hacia el final se actualiza en imágenes) sobre un paisaje selvático en el que las cebras y jirafas se encuentran a merced de los leones, y el patito de plástico que el pequeño recupera de los escombros en los que convirtió su antigua casa. El juguete roto constituye una metáfora de la infancia perdida, y la selva, sin ley ni protección alguna del Estado, es tierra de nadie donde sólo sobrevive el más fuerte.
Un poema épico y trágico a la vez, en el que el héroe es un niño de doce años a través de cuyos ojos vemos a qué extremo de deshumanización puede llevar la banalidad de la violencia y el enraizamiento del odio.
Lejos de las guerras, pero cerca de conflictos más intimistas, se encuentra Calimucho, una especie de "detrás de la escena" del circo itinerante Harlekino, la revelación del rostro oculto tras la máscara del payaso siempre sonriente. El circo mostrado como un mundo marginal de seres nómades, desarraigados, que no logran establecer lazos duraderos ni con la tierra en la que viven ni con sus seres más cercanos.
Si bien la compañía Harlekino existe y trabaja en Holanda (el filme se sitúa en la frontera entre los Países Bajos y Alemania), y el guión está basado en los apuntes de un viaje de meses que realizó con ellos una periodista, la historia en sí misma no es real. Para lograr un máximo de naturalidad, la directora Jansen ha dado mucha libertad a los actores, dejando sin editar situaciones espontáneas no previstas en el guión, como aquella de la llama escuchando atentamente la plegaria de los empleados temporeros magrebíes. En algunos aspectos se trabajó como en un documental, se filmó con una sola cámara sin repetir tomas, luego se hizo la edición para eliminar lo superfluo o aquello que no hacía a la trama.
Los actores no son profesionales, forman parte del personal del circo que han sido entrenados para representar el rol de sí mismos en circunstancias diferentes a sus verdaderas vidas.
"El circo es un microcosmos donde la Europa entera está representada según su estructura social", decía Jansen en su charla con el público luego de la proyección. Efectivamente, los dueños del circo son holandeses, pero también forman parte de la compañía un grupo de alemanes que se rehúsan a ayudar a Dick, cuando su pareja Willy vuelve alcoholizado en medio de la función. Hacia el final, estos mismos alemanes lideran la fila de caravanas que parten a otro sitio.
También encontramos los ya mencionados magrebíes como Tarek, a quien Dick, la hija del propietario, pide constantemente los papeles que lo habilitan para trabajar y quien finalmente abandona el circo pues se siente maltratado por sus patrones. Pero además encontramos que la madre de Willy, una mujer belga francoparlante, llega al lugar sólo con el fin de instalar la discordia en la pareja alegando que su nieto Timo no está llevando una vida normal para un niño de su edad, tras lo cual Dick acusa a Willy de ser débil por obedecer ciegamente a su madre. De esta manera, los conflictos domésticos en Calimucho adquieren significación política a nivel continental.
Para el filme Puccini et la fanciulla, Paolo Benvenuti y Paola Baroni se basan en una serie de cartas descubiertas recientemente y en un cortometraje mudo y en color sepia que data de 1915, donde aparece registrado Giacomo Puccini en su mansión de Torre del Lago.
La belleza bucólica del paisaje inspira al maestro en la composición de su ópera "La Fanciulla del West", pero esta quietud es perturbada por un oscuro episodio: una de sus empleadas domésticas, Doria Manfredi, se suicida tras ser acusada por Elvira, la mujer del compositor, de mantener una relación secreta con él.
El filme está muy lejos de las elecciones estéticas realistas tan caras al género biográfico y al documental. Hay aquí una posición estética que pone especial énfasis en los aspectos visuales y sonoros, resaltándolos, embelleciéndolos, poetizándolos. No hay diálogos, todo se juega a través de los ruidos y la música, mientras que la lectura de las cartas se registró enteramente fuera de campo. En gran medida se trata de un homenaje al cine mudo pero también se pensó como una forma de experimentación sobre el lenguaje operístico.
Paola Baroni recuerda que los sonidos naturales del lago fueron grabados desde varios ángulos para darles una mayor profundidad que permitiera al espectador sumergirse en la atmósfera de la región de Toscana. Por su parte, Paolo Benvenuti destacó, en diálogo con el público, que para la fotografía se inspiró en los macchiaioli (manchadores), un movimiento pictórico que se desarrolló en Florencia en la segunda mitad del siglo XIX, y que, al igual que el Impresionismo francés, asociaba la representación de la naturaleza con manchas de luz y color, desarrollando sus trabajos siempre en el medio rural.
Preestrenos y film de cierre
Singularidades de una chica rubia de Manoel de Oliveira (Francia, España, Portugal, 2009).
Narrada en primera persona mediante flash-backs sucesivos, esta adaptación cinematográfica de la obra homónima escrita por el novelista portugués Eça de Queirós, es una sutil e intimista pintura al óleo de las familias burguesas lusitanas del siglo XIX, trasladadas, por la magia del cine, a la sociedad contemporánea.
Macario, a la vez protagonista y narrador intradiegético, trabaja como contable en la empresa que su tío posee en Lisboa. Todos los días observa a través de la ventana a su atractiva vecina, una veinteañera de largos cabellos rubios llamada Luisa Vilaça, que vive con su madre en el edificio de enfrente. Luego de un tiempo Macario se enamora perdidamente de ella.
Aquello que en un comienzo parece una simple historia romántica, termina convirtiéndose en una sucesión de engaños y estafas que impulsan a Macario a tomarse unas largas vacaciones en Algarve.
Eça de Queirós fue uno de los más importantes novelistas portugueses del siglo XIX. Adversario del Romanticismo, introdujo en Portugal el movimiento realista que para entonces ya se estaba desarrollando en Francia. De hecho, muchos lo presentan como el Balzac o el Flaubert portugués.
Ideológicamente cerca del anarquismo, Eça de Queirós retrataba con suma ironía los vicios y la hipocresía de la pequeña burguesía lusitana, siendo su personaje Macario, el ingenuo romántico convertido en presa fácil de farsantes y arribistas.
Si bien la novela se sitúa en el siglo XIX, Oliveira ha trasladado la puesta en escena a la Lisboa contemporánea, actualizando así el conflicto. La luz, los colores, algunos planos, se inspiran, sin embargo, en la pintura romántica y realista, muy especialmente en las Majas en el Balcón (1811) de Francisco de Goya y en El Balcón (1869) de Édouard Manet, gran admirador del artista español. Aparte del tema, ambas pinturas se asemejan en el fuerte contraste de iluminación entre el primer plano y el fondo, siendo este último un aspecto escondido, turbio y sombrío del primero. En el film de Oliveira, Luisa se muestra en primer plano apoyada sobre la barandilla de la ventana. Su rostro blanco y sus cabellos rubios aparecen bien iluminados, y su juego de seducción se traduce en un juego de ocultamiento y develación de su rostro mediante un abanico chino en el que, llamativamente, podemos apreciar la imagen estampada de un dragón (1). La madre de Luisa, una mujer más madura y de cabellos oscuros, pasa como una sombra por el fondo de la escena a la manera de un titiritero manipulando los hilos de su marioneta.
Liverpool de Lisandro Alonso (Francia, Argentina, Países Bajos, 2008)
Marinero desde hace 20 años, Farrel pide al capitán del carguero en el que trabaja, la autorización para descender a tierra y visitar a su madre en estado de enfermedad terminal. Al llegar a su pueblo, descubre que su familia cuenta con un nuevo miembro a quien él desconocía.
Como en todas las películas de Lisandro Alonso (La libertad, 2001; Los muertos, 2004; Fantasma, 2006), priman los largos planos-secuencia con fines contemplativos más que narrativos. De allí que su lenguaje se acerque notablemente al de las vanguardias de posguerra, como es el caso del neorrealismo italiano.
A este respecto escribe G. Deleuze en La imagen-tiempo, "lo que define al neorrealismo es este ascenso de situaciones puramente ópticas (…) fundamentalmente distintas de las situaciones sensorio-motrices de la imagen-acción en el antiguo realismo". En este contexto, ya no es el espectador quien adquiere una postura de observación pasiva frente a la acción, sino que el personaje "más que reaccionar, registra. Más que comprometerse en una acción, se abandona a una visión (…) la situación en que se encuentra desborda por todas partes su capacidad motriz."(2)
Farrel parece actuar y reaccionar a una situación dada, sin embargo ese largo peregrinar por los paisajes nevados de Tierra del Fuego, esos diálogos anodinos en los que prima el silencio por sobre la palabra, ese final abierto, suspendido, nos hace pensar en que las situaciones de acción-reacción en las que los personajes operan sobre el medio con un fin preciso y determinado para provocar un cambio en la situación dada, tan presente en el cine clásico, no forma parte de la búsqueda narrativa de Lisandro Alonso. De allí que el espectador tenga siempre la sensación de que en sus películas "no pasa nada".
Pero además en el cine de Alonso hay algo más, y es la relación casi mística que sus personajes establecen con el ambiente natural que los rodea. Allí la figura humana queda empequeñecida, llegando incluso a desaparecer de cuadro mientras el paisaje permanece durante un tiempo, vacío, como si se tratara del verdadero protagonista del filme. El ambiente vacío, frío, oscuro de Liverpool no hace más que reflejar estéticamente la desolación y el abandono de Farrel y su familia.
Taking Woodstock de Ang Lee (Estados Unidos, 2009)
Corre el año 1969, poco antes de la llegada del hombre a la Luna y en plena guerra de Vietnam. Elliott Tiber atraviesa un mal momento financiero y debe volver a vivir con sus padres en White Lake, un pueblo al norte del Estado de Nueva York. Intenta salvar de la ruina financiera al motel de los señores Tiber y encuentra la oportunidad cuando la ciudad vecina de Katskill se rehúsa a albergar a los miles de fans del festival más famoso de música hippie: Woodstock. Con una simple llamada telefónica, Elliott logra que tres semanas más tarde 500 mil personas lleguen en masa a White Lake, cambiando así la vida de su familia, de su pueblo y la suya propia.
En lugar de mostrar la gran historia de Woodstock, Ang Lee eligió concentrarse en un adolescente en búsqueda de su propia identidad, en el proceso que lo lleva al descubrimiento de su homosexualidad y a alcanzar con dificultad su independencia de un medio familiar opresivo.
Abriendo con un primer plano de un campo de flores lilas y un montaje en pantalla dividida, tan cara al cine experimental americano de los años '60, el director americano de origen taiwanés nos sumerge en la efervescencia de toda una época en la que los jóvenes soñaban con un mundo de paz y amor.
La escena filmada con cámara subjetiva, en la que vemos junto a Elliott -quien acaba de consumir una dosis de LCD- los dibujos multicolores de la caravana moverse en el espacio como si de seres vivos se tratase, resulta ser un eficaz método de inmersión logrado gracias a las modernas técnicas de animación digital.
En Taking Woodstock el espectador encuentra una comedia brillante, dinámica, bien actuada, filmada y post-producida, divertida y profunda a la vez, una gema preciosa que deslumbra por su simplicidad sin grandes pretensiones.
Los premiados
Durante la ceremonia de premiación que se llevó a cabo en MK2 Bibliothèque el lunes 13 de julio de 2009, el jurado de la 7ª edición del Festival Paris Cinéma, compuesto por Vikash Dhorasoo, Chantal Lauby, AÏssa Maïga, Linh-Dan Pham y Bruno Putzulu decidieron por unanimidad entregar el premio del jurado al largometraje del director georgiano George Ovashvili, The Other Bank. La mayoría de los espectadores del festival votaron por La Nana, del chileno Sebastián Silva, para el premio del público y un jurado especial, compuesto por estudiantes universitarios, votó por Vegas: Based on a true story, del norteamericano de origen iraní Amir Naderi, para el Premio del Porvenir (Prix de l'Avenir).
Entre los 17 cortometrajes de la Competición Internacional, tres han sido recompensados: El Premio del Público fue para Diplomacy de Jon Goldman (Estados Unidos, 2009), el Premio Cinécinéma, para Vostok de Jan Andersen (Francia, 2008) y finalmente L'Autre Monde de Romain Delange (Francia, 2008) obtuvo el Premio de la Emoción (Prix de l'Emotion) de manos de un jurado que representa a la firma Kookaï, mecenas del festival.
Adriana Schmorak Leijnse
(1) - "En la era cristiana, con la relegación de la serpiente al papel simbólico de Satanás el tentador, el dragón empezó a representar cada vez más el caos, el poder bruto de la destrucción, el mal inherente al mundo de la materia." (Fontana, David. El Lenguaje Secreto de los Símbolos, Debate, Madrid, 1993, pág. 80).
(2) - Deleuze, Gilles. La imagen-tiempo. Estudios sobre cine 2. Paidós Comunicación, Barcelona, 1987, pág. 13.